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Y nada sigue igual

Foto del escritor: LUCY QUINTANILLALUCY QUINTANILLA

Actualizado: 18 nov 2019


Todo y todos cambian, constantemente, sin pedir permiso, inesperada y, a veces, sorpresivamente...Y entonces solo queda dar respuesta, desde la propia experiencia, a ese trío de palabras alguna vez recitados por Julieta Venegas: ¿Bien o mal?


MUCEN y la entrada a una de las pinacotecas más bonitas y nutridas de Lima. Hay tanta historia entre cuadro y cuadro, tanta intimidad entre el artista y el lector.

Hola a todos, soy Lucy Quintanilla, escritora, periodista e investigadora peruana. Amo el arte y su capacidad interminable de cambiar vidas, de abrir puertas, mentes, corazones y almas, de reforzar identidades, de valorar la diversidad constante y siempre, siempre, siempre de generar un sinfín de oportunidades para todos a través de conocimiento y experiencias enriquecedoras.


Para mí la Literatura, por sí misma, es una fuente de poder para cualquier ser humano y, desde luego, una herramienta única para entender mejor el qué, el por qué, el cómo, cuándo y dónde de diversas situaciones.

Y estoy convencida de que la literatura, conectada con los demás géneros artísticos, construye una suerte de superhéroe o una súper heroína en las mentes de todos permitiendo desarrollar mayores habilidades para analizar y desarrollar una opinión crítica sólida.


Cuando fui aceptada para estudiar una maestría en Literatura Comparada en Inglaterra, una autoridad del curso me dijo “Es que para ti el arte no es un hobby, sino una necesidad”. Me quedé pensando por varios días lo que había escuchado, porque nunca, nadie, ni yo misma, había definido de forma tan clara y concreta lo que esto significa para mí.

Hace pocos días le mencionaba a alguien que en mi caso, mi vida personal está íntimamente ligada a mi vida profesional. Para mí no son dos lados distantes, sino un solo cuerpo.


Escribo porque es el mejor medio de comunicación que tengo, la vía más valiosa para expresarme, para entender lo que ocurre afuera y también para entenderme. Y en medio de todo esto, el arte es agua para mí, también es aire y alimento diario. Es felicidad y reencuentro constante.


Es vida.


Tal vez es mi personalidad que siempre me empuja a buscar nuevas experiencias y aprendizajes, que se resiste a la monotonía y que necesita color y movimiento para avanzar mucho mejor. Es que así es como encuentro las respuestas constantemente, no conozco otra forma de continuar. Y me encanta…!!!...!!!.


Junio 2016


DESTINO: BUENOS AIRES


Aún recuerdo que mi vuelo salía a las 8:00 p.m. y que tenía una escala robusta en Uruguay. Horas de horas que vieron el prefacio de mil experiencias culturales, mil anécdotas totalmente inesperadas, continente tras continente, país tras país, ciudad tras ciudad, mil encuentros con personajes que aún hoy, después de años, siguen indelebles en mi memoria y en esa alma que aprendió a ver la vida con ojos incansables de más y más. Algunas de esas personas marcaron un antes y un después en mi vida…Alguno específicamente…


Así empezaba nuevamente una aventura interminable con el arte, pero esta vez sería alrededor del mundo. Un viaje que comenzó hacía muchos años atrás, probablemente cuando mis zapatillas de ballet, en color rosa nacarado, aún cabían en la palma de la mano de mi madre.


Los años pasaron e incluso cuando me distraje una temporada, el tiempo me fue devolviendo mi identidad, primero a través de la Literatura, luego del ballet clásico, la pintura, escultura, arquitectura, la música, el teatro y más, ¡muchísimo más!!! Todo ocurrió en una constante interpretación de mis percepciones por el sinfín de cosas que iba encontrando, de traducir el mundo desde una mirada que inhalaba puro oxígeno al estar en contacto con ese regalo constante llamado cultura y diversas expresiones artísticas marcadas por la diversidad. Una ruta que, esta vez, no se detuvo nunca más.



2019


DESTINO: YO


Es el año 2019, y ahora que lo veo todo como en una cápsula del tiempo, a veces me río sola (¡bendita locura!) y digo ¿Cómo me pudo haber pasado eso, y eso, y esoooo? Pero todo es absolutamente real. O es que tal vez a algunos nos toque una película un pelín más emocionante jajaja.


Vuelvo en mi propia línea del tiempo y entre mis planes estaba Europa, sabía que amaría millones de cosas y encuentros durante ese viaje, lo que no intuía en absoluto era que mi vida cambiaría por completo y para siempre. Lo cierto es que encontré más de una respuesta a miles de kilómetros de mi casa llamada Lima, que es mi punto de partida y mi raíz peruana para siempre. Y me hubiera gustado hacerlo aquí, en mi país, pero tuvo que ser muy lejos, muy, muy, muy lejos. Allá donde los reflectores de la vida cultural de una ciudad latente jamás se apagan, ni un solo segundo; allá, en una preciosa capital donde el arte no descansa nunca, ni lo hará. Esa que guarda como oro puro todos los misterios de un atractivo Big Ben y de los paseos largos a orillas del Támesis, recordando a Shakespeare, perdiéndote por las calles solo para descubrir más y visitando tanto como se pueda la Tate Modern.


- Escribe…¡Solo escribe y no pares más!- me repetía la famosa inner voice.


“Los días felices”. Así los bauticé. Jamás tanta adrenalina, jamás tanta libertad para volcar una pasión por el arte y las letras como nunca antes lo había podido hacer, jamás tanto descubrimiento y encuentro personal, y jamás tanta actitud de niña que encuentra las respuestas y descubre el mundo siempre por primera vez.






Volví a Lima hace unos meses, convencida de lo que tenía que hacer y con más respuestas que cuestionamientos. Sabía que me quedaría solo unos meses.


Pero a veces, y solo a veces, ¿verdad?, la seguridad absoluta en algo muta por completo. Y los pies ahora son la cabeza, y la cabeza quién sabe.


Ahora solo sé que un vuelo desde Europa me trajo una temporada a Lima, una que se multiplicó por tres sin saber que así sería.


Sin embargo, solo por ese tiempo extra que al inicio se sentía tan largo al tacto, ahora entiendo que lo que necesitaba era reconciliarme con Lima, mi Lima, tu Lima, nuestra Lima.


Entendí también que al elegir cada viaje, mes tras mes, no se trataba solo de un eterno y constante descubrir y autodescubrir, porque aunque transportarme de un lado al otro implicaba múltiple aprendizaje, aquello también significaba recibir nuevos aires y oxígeno. Por momentos siento que cada partida desde Lima se transformaba en toneladas de libertad interna y externa, en felicidad y, por momentos, en zonas de escape a una sensación de autonomía corrompida en mi propia ciudad.



PERÚ BONITO, LIMA LINDA


Siempre me he sentido, y me siento, en extremo orgullosa de haber nacido en este país precioso llamado Perú, nuestra Sierra es un sueño geográfico, la Selva peruana aún mantiene esa pureza de tierras virginales y las postales visuales abundan a cada paso, la Costa entera brilla con el mar, incluso en invierno…Pero ¿Qué pasó con Lima? Seguro que nada que una sociedad capaz de analizar y generar opinión crítica no pueda enfrentar.


Sin embargo, por el trabajo, mi vínculo cada vez más estrecho era solo con la capital, el lugar donde había nacido, crecido y que ahora me lastimaba tanto con su violencia feroz y el cese de una libertad real, su tráfico cancerígeno, su delincuencia desgarradora, sus niños pequeños trabajando en las calles y aparentemente sin derecho a nada, sus autoridades con doctorados en Indiferencia Social y sus puertas y ventanas culturales que a veces se sienten tan cerradas, aunque estén abiertas, y así, en general tantas limitantes para la lectura y una educación con estándares de calidad serios.


Y es que, a veces, Lima te aprieta. Sí. A veces, Lima resulta una trituradora con hambre de mentes, almas y cuerpos peruanos. Lima que puede ser lo más inestable que te puedas imaginar y lograr que una sensación de bipolaridad social constante te deje tan confundido como agotado. Lima La Loca, que por momentos te atrofia, te limita, te intimida y te lastima, sí, esa Lima que te corta, te escupe, te golpea y parece reírse de ti como ciudadano mientras solo te invade el desconcierto y un cansancio atroz por el ciclo vicioso que siempre reinicia al día siguiente cuando sales a trabajar muy temprano.


Sin embargo, volver y multiplicar el tiempo de mi estadía aquí significó un reinicio absoluto con mi ciudad natal, entender, como en cualquier relación personal, que todo, y todos, tienen un lado oscuro y que, al mismo tiempo, cuentan con un rostro amable, lleno de luz y lindo. ¿Qué hacer? Salvar la relación, tratar de entender, querer comprender y especialmente buscar respuestas traducidas, en este caso, en espacios libres de smog emocional y social, buscar, buscar y rebuscar hasta encontrar.


Y encontré.



LOS DIÁLOGOS CON LA CAPITAL


¡Claro que encontré! Muchísimo más de lo que esperé, y sonreí con una sensación nueva para mí aquí. Y me emocioné, y me sentí orgullosa nuevamente y tan feliz. Entonces, decidí adelantar la investigación sobre Literatura, Arte y Cultura que había comenzado en Londres. Lima, querida Lima. Supe que sería un año intenso, pero también, y finalmente, entendí que el aprendizaje que obtendría sería la clave para todo en mi vida de ahora en adelante.


Y no me equivoqué.


Necesitaba encontrar en profundidad ese lado que es casi inexistente para muchos, y que pasa tan desapercibido para otros, varios, simplemente porque nadie se entera de que está ahí.


¿Qué lado?


Ese llamado ARTE.


Quería darme una nueva oportunidad en mi propia capital, aquella en la que finalmente lo aprendí casi todo, y en la que armé mis primeros vínculos, aquellos que son para siempre, que resultan irrompibles y que se integran como órganos vitales, extremidades o sentidos pero con nombre propio y apellido.


Ahora lo tengo clarísimo, y sé que Lima también puede ser, cuando quiere, elocuente como pocas ciudades en el mundo. Y es que a veces quiere tan poquitas veces - me dirás -, que esperar sería como envejecer mirando el techo o desear que la hora punta de la capital simplemente desaparezca. Busquemos el optimismo realista una vez más, sabiendo que esa misma Lima que no ha cambiado tanto es parte de una cultura única y riquísima, y de una autenticidad que solo brillará desde la identidad basada en la diversidad.


Lima La Horrible y Lima Preciosa, Lima tan buena y Lima perversa, Lima santa y Lima infernal. Lima dañina, Lima medicinal; Lima gris, Lima radiante; Lima vestida de gala, Lima andrajosa, Lima…Lima…Mi Lima, tu Lima, nuestra Lima.


Lima…Lima Bonita donde ya sé, y me encantaría que todos supiesen también, que existe, a una escala que te ilumina y te genera una esperanza tras otra, un rostro precioso de esta capital latinoamericana, un lado lindo para una ciudad tantas veces golpeada y que es más que un cascarón llamativo en el mapa.


¿Qué rostro?


su lado cultural.


El día que decidí quedarme durante un año, también decidí buscar porque.


no puedo,

Y no quiero vivir sin arte y una oferta cultural variada

Y acá también tenía que haber algo para respirar.


Pero no encontré “algo”.


¿Y entonces?


Encontré ¡MUCHO!!!




BEGIN AGAIN (CASI)




Así empezó mi propio viaje por el lado más saludable y guapo que tiene esta capital del mar, el Cebiche y las combis asesinas. Que ahora sé, por completo, que es linda, que es buena, y que no tiene la culpa de tener un rostro desfigurado por un acné social abrasivo.


Museos preciosos y llenos de riqueza cultural, de historia y de lengua; una arquitectura bella en puntos específicos de la ciudad, ya sea por nuestra herencia indígena eternamente imperial o por aquella proveniente de la fusión de dos grandes culturas ancestrales; un Teatro Municipal que es una joya y un Teatro Nacional que es uno de nuestro mayores símbolos al pisar tierra en el contemporáneo constante y la globalización; un Centro Histórico que es un mapa cultural por el que puedes encontrar una galería de arte a dos cuadras de la otra, una Casa de la Literatura animada y dos Bibliotecas que bien vale la pena visitar, aún cuando su estructura y contenidos esperan repotenciarse al máximo. A todo esto se unen tres distritos más que albergan espacios culturales de muy buena calidad, algunos para fotografiar hasta el cansancio. Arte popular, arte andino, arte virreinal, arte contemporáneo, arte clásico, arte peruano-japonés, arte afro-peruano, arte entre Perú y Europa…¡Arte!.


Hay mucho, mucho, MUCHÍSIMO por conocer, reconocer y valorar. Hay mucho por repetir, como cuando quieres más de ese plato increíble que sólo se come AQUÍ. Desde ya, bien vale la pena aplaudir el interés puesto por algunos en difundir nuestra cultura a través de estos espacios, eso ya es un regalo para todos los peruanos y para el mundo.


Y también es un regalo hecho por uno mismo, hacia uno mismo, la sola acción y ganas de visitar y consumir cada una de las exposiciones de nuestros centros culturales, las joyas que se pueden encontrar son únicas en su género, el talento que se puede descubrir en cada uno de nuestros artistas te pone los pelos de punta y te emociona, las ganas de la gente que recién empieza o de los veteranos totalmente comprometidos…Tanto por encontrar y querer quedarte ahí “un ratito más”.


Nuestra cultura popular es única…¡Única!


¿Y entonces? ¿Hay cosas por mejorar? Desde luego que las hay, y seguro que mucho, desde actitudes de mayor apertura, inclusión real y calidad de difusión aún ausente y tan subestimada, este último que quizás es el punto más débil de nuestra oferta cultural, hasta pedestales innecesarios, opiniones que maquillan la realidad e inflan los resultados “buenos”, y esas limitaciones múltiples por falta de conocimiento, de compromiso concreto o mayor interés en que lo que se logre no sea bueno sino increíble y permanente, variado y frecuente, una visión en la que crecer es una constante aunque ya hayas logrado mucho y seas la estrella del mambo o del cha cha chá.


Cada día que desperté en Europa hice tanto como pude y viví al máximo, como ya lo hacía en cada país latinoamericano que visité y como, finalmente, ocurre ahora en mi propio país. Y solo puedo decir que ¡es encantador!


Mis recorridos por América Latina han sido, y seguirán siendo siempre, un regalo extraordinario para los sentidos. Nuestro precioso continente lleno de color; de música que te hace vibrar y mover los pies, los hombros y las caderas; lleno de movimientos ondulantes, de expresiones únicas, cabellos largos, oscuros y pieles canela, de voces que cantan cuando hablan, de madres que son súper heroínas y de comidas irrepetibles. Me tomaría una vida entera describir Latinoamérica y ¡con qué gusto lo haría, día tras día! Como desde ya digo en mi cuenta de Instagram Litiart “¡Tan orgullosa de ser Latina!”.


Esto es LITIART, el espacio donde el resultado de vincular la Literatura con distintos géneros artísticos es un sueño hecho realidad. Aquí encontrarán crónicas sobre la movida cultural global y entrevistas a distintos artistas e involucrados de las artes y la cultura en mi Perú querido, en Latinoamérica y en todo el mundo.


Y sin querer ponerme cursi solo diré que, como recita la canción…


”¡Siento que me hace bum bum mi corazón bum bum!!!”


Esta soy yo: Lucy :)


¡Bienvenidos!

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