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UN MILAGRO ESCONDIDO EN LIMA

Foto del escritor: LUCY QUINTANILLALUCY QUINTANILLA

La irrepetible biblioteca pública hecha realidad


“El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta “el modo imperativo”. Yo siempre les aconsejé a mis estudiantes que si un libro los aburre lo dejen; que no lo lean porque es famoso, que no lean un libro porque es moderno, que no lean un libro porque es antiguo. La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz"


- Jorge Luis Borges



Es temprano y Lima amanece, nublada primero, con algunos rayos solares asomándose después; la luz crece y crece, y permanece; los segundos corren, sin parar, un tic tac insonoro que se ha establecido desde hace tanto en el radar humano; nadie es reconocible en las calles todavía, todos llevan máscaras y solo los ojos son perceptibles, miradas que van y vienen, sin parar, sin rumbo fijo, sin estacionarse mucho tiempo en algún lado.


El taxi cruza la Avenida Tacna y le pido que me deje en el clásico y eterno Teatro Municipal de Lima que, después de tantos meses de espera, aún permanece cerrado y, mientras yo vuelvo a la vida, quiero recorrer estas cuadras del Centro Histórico de Lima a pie, en tanto llego a la biblioteca más linda que existe en el Perú, una que amanece y anochece tímida, alejada del mundo inmundo que, a veces, abunda allá afuera, aun sabiendo que es preciosa, siempre repleta de luz y con esos latidos que te invitan a entrar a otro universo, al menos por unos minutos...Lo que decidas que dure tu visita, tantas veces como elijas ir.



EL PRELUDIO


La Avenida Ica está tan despierta, los músicos callejeros adornan cuadra tras cuadra, un cover de “Tan Enamorados” de Ricardo Montaner, en una; un hombre de más de setenta años entonando “La Plaga”, en la siguiente; un dúo discutiendo en modo “Pimpinela”, en la tercera y, un poco más allá, la nueva versión del grupo “Arena Hash” pone manos a la obra. Todos haciendo más felices a los que transitamos por ahí, al menos por un momento.


Las iglesias, con su arquitectura de postal se asoman, San Agustín, La Merced, San Pedro, una tras otra; los edificios que llevan siglos habitando este lado de la ciudad, tantas casonas de aspecto palaciego hoy convertidas en cafeterías, restaurantes, tiendas de ropa o telefonía, desperdiciadas y con sus orígenes semidestruidos.


Quizás es la primera vez que presto tanta atención a Lima, tan preciosa como enloquecida. Ocurre que hoy solo quiero ver lo bueno de esta preciosa ciudad, abandonada a su suerte y consumida por una corrupción sistematizada, sí, extendida de los pies a la cabeza...como recitaría el grupo mexicano Maná.


Sin embargo, hay tanta belleza todavía en esta ciudad, hay tanto que nos cuenta desde su arquitectura, esa que todavía permanece viva y latente, que te transporta en la máquina del tiempo y te devuelve una realidad generosa en la que el arte es el protagonista de estos días que todavía tienen cielo gris.


LLEGANDO...




Un gran Starbucks rompe todos los esquemas de la eterna y ya desaparecida Casa Welsch, terminando ese punto de la Avenida Ica para doblar por el Jr. de la Unión, rumbo al destino final, que por fin ha vuelto a abrir en su horario habitual.


Dos cuadras antes de llegar a la Plaza Mayor y la variedad es interminable: vendedores de tatuajes, pizzerías, zapaterías, farmacias, alguna galería de arte universitaria todavía cerrada, postres, heladerías, un ambulante que algún día fue actor de televisión, hoy en el suelo, con un perro que lo sigue a todas partes y también parece llamar a la gente para la gran venta del día.


Finalmente, cruzo el Jr. Huallaga y aparece el eterno suelo de ajedrez, entonces sabes que aparecerá un palacio por aquí y por allá también, ya es la hora de esa Lima que solo existe aquí, en este pedacito de la ciudad donde la delincuencia sabe que no debe asomarse...”el perímetro”, dice alguien de seguridad. El Club de la Unión salta a la vista, los arcos magistrales enmarcando La Catedral y dejando ver parte de El Palacio de Gobierno. Toca cruzar el Pasaje Santa Rosa con sus pintores, caricaturistas y retratistas, esperando a más clientes para una nueva obra, en media hora, por quince o treinta soles dependiendo de la elección “a colores, o a blanco y negro”, insistiendo sin cesar en que quedarás “igualita”. Aparece ahora la Galería Pancho Fierro y el Palacio Municipal. Desde hace unos minutos el mundo se ha vuelto amarillo, como todo lo que rodea esta zona, y te das cuenta de que ya no falta nada para llegar a la parada final, pero es imposible no detenerse antes a tomar una y mil fotos, además, el sol sigue apareciendo, con más y más fuerza, y el cielo acepta despejarse por unas horas, dejando ver algo así como el color celeste.


Las campanas de la Catedral se han animado a sonar emitiendo alguna pista cercana a la Navidad; el gran Árbol ya está al centro de la Plaza de Armas, aún tapado con algo verde, pero con toda la forma que solo un Pino puede delatar.



DESTINO FINAL: BIBLIOTECA HISTÓRICA MUNICIPAL



Hay que doblar a la izquierda y se abrirá el Jr. Conde de Superunda 141. Ningún letrero ni señalización especial indica lo que hay allí, arriba...¿Llegará uno por presentimiento e iluminación divina?

Pero llegas y descubres que en el Segundo Piso del Palacio Municipal existe una pequeña biblioteca cargada de libros de Filosofía, Historia, Literatura, Lingüística y más. Quizás no haya tantos títulos como en su prima hermana, la versión eternamente más grande en espacio denominada La Biblioteca Nacional, pero es que ésta es infinitamente más bella, “¡esto es patrimonio nacional!” me dice alguien que trabaja aquí, tan orgullos@ como nos podamos imaginar de la gran BIBLIOTECA MUNICIPAL DE LIMA.


Esta biblioteca divina, con esa luz que penetra por cada balcón y esos ventanales con forma de arco que no sabes si comienzan o terminan en el suelo o en el techo, cubiertos por cortinas blancas que te invitan a decidir si abrirlas o cerrarlas, dependiendo de tus necesidades como lector, como investigador, como escritor, como profesor, como alumno, como tú y punto.

Cada mueble tallado es una distracción y al mismo tiempo te genera esa sensación tan cálida de grandiosidad pura, los libreros, las pastas de los libros antiguos, los mapas perdidos entre las páginas, las obras de arte de extremo a extremo, las mesas que jamás se acaban, las lámparas de bronce que están ahí desde el principio de este lugar...¿Qué quieres hacer hoy, aquí? No estás obligado a utilizar los libros de la biblioteca, puedes traer tu propio material y poner manos a la obra, puedes hacer uso mixto de lo tuyo y lo suyo, laptop en mano, o mano en un cuaderno, lápiz, lapicero, resaltadores, reglas y lo que se te ocurra. Estudiar y trabajar aquí es un placer absoluto.


Es que simplemente tienes el privilegio de salir un rato de Lima la horrible para entrar en Lima siempre hermosa, que hoy quiere abrir las puertas a un espacio en donde te puedes sentir libre y en paz, en donde puedes aprender y educarte con más ganas y conciencia de que lo estás haciendo, tan solo porque el lugar te invita a que persistas en ello.


LA GRAN PREGUNTA



Con un horario que inicia a las 9 de la mañana y termina a las 4:30 de la tarde, todavía me pregunto ¿por qué a la última hora solo hay registradas menos de veinte visitas, en todo el día? Definitivamente no es por falta de ciudadanos...¡No! Si aquí lo que abunda es gente... No tengo la respuesta, no lo entiendo, me da pena tanta ausencia e invisibilidad a la potencia y, es más que seguro que, lo que sí hay de sobra es el desconocimiento de la existencia de esta joya de esa corona invisible que todos llevamos sobre las cabezas.


Una biblioteca pública que parece parte de la casa de muñecas de una niña de seis años, de ese mundo irreal, inalcanzable, perdido en algún cuento de hadas. ¡Vamos!, que para ir a estudiar o a trabajar con una mesa, sillas y unos focos que iluminen bien basta y sobra ¿sí?

Pero esta vez, ir a estudiar o a trabajar, investigar y redactar, leer y escribir, descubrir y aprender es algo así como cruzar el espejo y ver qué hay del otro lado.


Y, viendo lo que ocurre, siempre podemos volver a la historia del mendigo sentado en un banco de oro, ese que no tiene la menor idea de lo que posee, de las oportunidades que representa todo eso que lo rodea, el tesoro que se pierde entre sus dedos sin que lo note siquiera.
Y, una vez más, viendo lo que ocurre, recordamos también esas pintas en las paredes con aquella frase que ha dado la vuelta a tantos países latinoamericanos “El peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo educado”.


Quizás sería buena idea llenar con nuestra presencia esta y las pocas bibliotecas públicas que tenemos por aquí, en la capital...Un sueño lejano para las provincias...O tal vez una realidad que les tome siglos hacer realidad.



Por ahora, la Biblioteca Histórica Municipal de Lima está abierta para todos, seas peruano o extranjero, tres veces por semana, a disposición de lo que elijas hacer allí.


Dijo, alguna vez, Arturo Pérez Reverte “Una biblioteca no es un conjunto de libros leídos, sino una compañía, un refugio y un proyecto de vida.”


Bastante razón hay en su meditación...Un refugio, sí, eso es esta biblioteca, un refugio donde aprender y donde aprender a aprender...


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LitiArt es un espacio dedicado a fomentar el arte y la cultura, especialmente el Arte Activista, ese que nos invita a mirar al lado, más allá de nuestras fronteras, a cruzarlas, a cuestionarnos lo que ocurre y descubrir que el mundo es, tantas veces, más grande de lo que creemos, uno en el que podemos involucrarnos entrelazándonos con la voz de aquellos que nos cuentan la vida a través de sus obras. El arte como un regalo a la vida y de la vida, para todos nosotros, que cada día necesitamos más y más, estar vivos de verdad. ¡Están todos invitados a acompañarme en este viaje precioso alrededor del mundo y sus múltiples voces! Para encontrar más visítame AQUÍ
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