La vida que no pasa. La vida que recién comienza.
No era ya para mí el Támesis, ni era esto Londres.
Era solo agua, un torrente enorme de agua negra, traicionera,
fría, llena de corrientes y torbellinos en los que ahogar la vergüenza y la rabia.
Un agua que me invitaba a acabar con todo.
Quise verla más de cerca. No sé por qué.
No sé si realmente se me pasó por la cabeza la idea de tirarme.
Nunca había pensado algo así, ni de lejos, en toda mi vida.
Pero quise ver el agua más de cerca.
¿Quién ha dicho que fuera fácil?...
No, no, saltar de este puente sería mucho más fácil.
Lo que te propongo es el camino de una heroína.
Es un camino arduo, y lleno de peligros.
¿Fácil? En absoluto. Pero muy gratificante, eso sí...
Conversaciones con mi gata
- Eduardo Jaúregui -
![](https://static.wixstatic.com/media/e875a0_458a96528ff54e9e952c75ce3da64fc5~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_653,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/e875a0_458a96528ff54e9e952c75ce3da64fc5~mv2.jpg)
Todavía puedo escuchar la voz de Brandon Flowers y The Killers cantando “Y antes de que te vayas ¿puedes leer mi mente?”. Mejor puesto en palabras, creo que imposible...
¿PUEDES LEER MI MENTE?
Nunca sabremos exactamente dónde empieza la vida, ni tampoco tenemos certeza plena de esos finales que se aproximan, a veces tan bruscamente, tan solo para darle origen a una nueva versión de uno mismo, a la posibilidad de reinventarnos y descubrir nuevos mundos, incluso en cada detalle pequeño, muy pequeño, grande o muy grande.
En “Conversaciones con mi gata”, Eduardo Jaúregui nos hace un regalo de valor incalculable con un libro que grafica, desde la mirada de una gata sabia, la VIDA REAL, sin ficción ni maquillaje, sin esfuerzos ni disfuerzos, sin ornamentos ni superficialidad...Sin necesidad de finales felices de cuentos de hadas. O mejor aún, con finales felices cada 24 horas, con las expectativas depositadas en lo que se hace ahora: mirando el momento, oyendo la actualidad, saboreando lo que tienes entre manos, tocando intensamente la realidad, viviendo las cifras del presente y, solo así, construyendo algo que llegará con un moño alrededor, mimetizado con lo que vas construyendo desde hoy.
No se trata de Carpe Diem o ecos de mindfulness, sino de los enfoques precisos sobre qué se hace con la vida y como esto nos pasa por encima a toda velocidad mientras, tantas veces, seguimos navegando, una y otra vez, sobre las mismas costumbres apuradas, individualistas, triviales, frustrantes o anestesiados por un sinfín de estímulos tantas veces efímeros y sin sentido.
Por otro lado, el punto de partida que desata la historia central nos deja observar cómo de un golpe bajo, duro, hiriente o desgarrador se puede originar algo lleno de claridad y satisfacción total., algo que jamás se imaginó. Cómo cada desastre puede significar siempre una oportunidad única para crear algo monumental. Como en el caso de Sara, la protagonista de esta historia que, en lugar de ser humana, ha mutado con el paso del tiempo a deshumanizarse casi al máximo, hasta quedar medio vacía, como una moribunda andante que repite sistemáticamente lo mismo cada día, sí, que incesantemente consolida la infelicidad transformada en rutina hasta que un día pierde el sentido por completo y la vida empieza nuevamente, POR PRIMERA VEZ.
![](https://static.wixstatic.com/media/e875a0_325214d91ea447e3aad4fa7e4614e416~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_653,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/e875a0_325214d91ea447e3aad4fa7e4614e416~mv2.jpg)
El libro atraviesa distintas crisis humanas actuales: desde el hecho de cumplir años e ir envejeciendo, creyendo que se ha logrado casi todo hasta que, un día, te das cuenta que no tienes nada real, que lo has perdido todo, que tu millón de expectativas y garantías se han ido por un tubo directo a una cloaca hasta sentirte tan desubicado porque los años han pasado y el terror se apodera de ti, mirando alrededor y sintiéndote tan fuera de lugar, ¿a dónde ir?, ¿qué hacer?, ¿por dónde empezar? ¿EMPEZAR DE NUEVO? ¿Qué es eso?; el tema del amor y el desamor, o los múltiples años junto a alguien y la rutina como la asesina del amor, o la seguridad equívoca de creer que el otro estará ahí para siempre, dejándolo de conocer, de explorar, de compartir, de crecer juntos hasta desaparecer, también, así, juntos, cada uno por su lado sin tener claro quién se es; o la crisis existencial al descubrir que te ganas la vida haciendo cosas, incluso, en contra de tu voluntad, de tus valores y de todo aquello en lo que crees, habiendo olvidado por completo qué es aquello en lo que eres realmente bueno, aquello que disfrutas con el alma, olvidando con el paso del tiempo que tenías una; el tema de la familia y los reencuentros, las pérdidas por la muerte y los escenarios dispuestos para que los miembros de un núcleo se reconozcan otra vez; la amistad y los nuevos personajes que aparecen en tu vida, los amigos que están ahí aunque vivan a miles de kilómetros de distancia, o aquellos que, aunque no tengan todas las respuestas, tantas veces tienen más de una palabra perfecta para hacerte reír, a carcajadas, y para verte llorar hasta empapar una casa entera, esperando hasta que emerjas del fondo nuevamente; y también está el tema de los otros, esos desconocidos aparentemente insoportables hasta que los conoces y aprendes a reconocerlos como seres con sus propias tristezas, frustraciones y dolores, y también con sus esperanzas, sus nuevos vuelos y la recuperación del entusiasmo por la vida.
Un libro que es tan real que supera cualquier ficción anhelada o la no ficción posicionada en el pasado o en el futuro. Un libro que permite entender la magia de ver todos los mundos en la vida propia, de descubrir el tiempo, los colores, las texturas, las luces, las sombras, los sabores, los sonidos, los olores y a nosotros mismos viviendo al máximo o intentándolo hasta lograrlo.
![](https://static.wixstatic.com/media/e875a0_4f7819df4ad24c5eb77a2b04b8381051~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_653,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/e875a0_4f7819df4ad24c5eb77a2b04b8381051~mv2.jpg)
Una novela que especifica detalladamente la pauta para salir del encierro en el que tantas veces nos vemos envueltos, especialmente hoy, en medio de un mundo hiper globalizado, ahora existiendo además a la luz de una pandemia, el estrés, la desesperación, el día que se pasa habiendo hecho poco, teniéndolo todo y tantas veces aprovechando tan solo una milésima de ese universo. Sintiendo impotencia, frustración, miedo, inseguridad, pena o nostalgia. Disfrutando de la vida solo momentáneamente, enfocándonos siempre en los problemas y no en las alternativas de solución. Una guía amigable que también nos permite reír y aprender encontrándonos en más de un capítulo.
Es interesante cómo Eduardo, capítulo a capítulo, genera una experiencia nueva para el lector. E incluso cuando la historia total atraviesa ecos de logros, superación y experimentación constante, es refrescante la voz que adquiere el personaje de la gata como una combinación de la amistad con la familiaridad de los seres más queridos, sintiendo que estás dispuesto a oír porque el otro resulta tan cercano, como si lo conocieras de toda la vida.
“O sea, no es que quisieras ser escritora. ¡Eras escritora!...O sea que dejaste de jugar...Sí, de niños se os permite jugar con colores, con sonidos, con palabras, con el cuerpo y la mente. Sabéis disfrutar de cualquier cosa. Vivís en el momento. Os atrevéis a experimentar, a probar, a inventar...”
Y pienso en lo que representa para la mayoría de nosotros, los adultos, estar entre amigos una noche de cena, yendo a bailar con todos ellos, viendo una película en grupo, en casa algún domingo familiar o con alguien a quien amas. Pienso en que los espacios más increíbles de esas reuniones se dan cuando todos morimos de risa por algo que se dijo, entre la complicidad de unos y otros, en burlarse de uno mismo sin sentirnos tontos, en decir tonterías solo porque sí, porque es divertido y punto, en hacer muecas, en dejar de ser tan serios y sentirse más libres y relajados únicamente porque la vida y tu entorno, entonces, te lo permiten.
¿Y por qué habrá que esperar a que el entorno lo permita?
Creo, también, que entonces los adultos volvemos a ser un poco niños y la libertad que sentimos nos permite ser más libres, por ende, más felices. Nos olvidamos del miedo, de querer ser o parecer perfectos, eternamente dichosos o absolutamente exitosos. En esos instantes, ser vulnerables y mostrar los defectos no tiene importancia, finalmente, después todo pasa, como en el caso de los niños que si se equivocan lo intentan una y otra vez, e insisten hasta el cansancio, hasta lograrlo y empezar de nuevo.
“...No te angusties antes de angustiarte. Deja de darle vueltas y prueba a ver qué pasa. ¿No?”
Una vida deliciosa, refrescante esencial...Tres de los adjetivos usados por el autor en uno de los capítulos. ¡Fascinantes!
“Cuando abrí los ojos, todo me pareció más luminoso, más nítido, más real: el cielo azul, las nubes esponjosas, la pintura de color crema brillantes de la ventana, las delicadas flores de la orquídea colgando sobre una fina ramita que se curvaba con su ligero peso...”
La vida no cambia por leer un libro. La vida tampoco cambia por escuchar una canción. Y, la vida no se transforma por un viaje, una pintura, un edificio maravilloso o una historia única. Sin embargo, un libro, una canción, un viaje, una pintura, un edificio maravilloso o una historia única pueden llevarnos a elegir y decidir que nuestra vida evolucione para mejor, para aprender a realizar las preguntas correctas, para encontrar más respuestas, para solucionar, para fallar y aprender, para innovar, para crear, para reinventar y, por todo eso, para ganar.
Será que de las pérdidas se logran las victorias...
“Así comenzó un día que recuerdo, sin exagerar, como uno de los mejores de mi vida, un día que duró un año entero y que parecía pintado con los colores de los veranos de la infancia...Me subí en el piso de arriba de un autobús londinense, en primera fila, y me sentí como si visitara Londres por primera vez...
Comments