Domingo 09 de junio del 2024
Escribe Lucy Quintanilla
Casi medianoche cuando Julián comenzó a tocar el piano, "Somewhere only we know" también aterriza en Madrid y la música explota en mi cabeza, ¡amo esa canción!, les digo, la pequeña Aixa sonríe e intenta cantarla, yo también quiero hacerlo. Todo sigue siendo una sorpresa: el cielo cristalino con unas nubes de lienzo, la gente en el camino y los sonidos de Valencia; las calles interminables, el ritmo frenético, las vistas inolvidables desde el gran Montjuic y correr, correr y seguir corriendo tan solo para perder el tren desde Barcelona, quedarme de pie en silencio por un momento largo en la estación Sants, decidiendo qué hacer hasta finalmente salir nuevamente a la gran ciudad y saber que alguien está allí, esperándome, para volver al hogar más cálido que existe en este rincón del mundo, una conversación interminable que me alegra la vida en el camino de vuelta, una anfitriona a la que le brillan los ojos por tanta paz que lleva dentro, incluso cuando hay tormenta, una niña que ilumina como el sol cuando el día despierta sonriente y un perro que me recuerda al amor incalculable que aún palpita dentro de mí, esos amigos que llegan y que sabes que se convertirán en los desconocidos más generosos que has encontrado en tu vida, que serán parte de ella en adelante y que la culpable de esta reunión está ahora en París visitando el Moulin Rouge, también a Van Gogh y explorando junio con los paseos por Versalles mientras se va enamorando nuevamente, el viaje romántico planeado tantas veces y que tiene la misma hora que mis recorridos madrileños...Madrid por tercera vez y llegar exactamente a la misma casa que me eligió hace unos años y que vuelve a hacerlo en esta primavera que pronto será verano, uno que ruge desde ahora, que no quiere esperar y que, por días, se confunde entre la lluvia de la tarde y el viento helado que reaparece a ratos por la mañana. Una librería que también parece un hogar, se llama Amapolas en octubre, un barrio que ama la belleza externa y así lo grita a todos los puntos cardinales, se llama Chueca, una entrevista con alguien que vive al máximo, se llama Laura Riñón, tan solo para recordar juntas que la belleza también está en el tono de voz con que le hablas a los demás, la belleza en lo que haces, en lo que dices, en lo que piensas...La belleza que proviene de adentro, esa que está en extinción...O quizás no lo está, no realmente.
Madrid que se extiende ante mis ojos y es imposible pretender recorrerla tan solo en unos días. Entonces, sonreímos al mismo tiempo y hacemos un trato, yo me quedaré un poco más y ella me enseñará su vida con paciencia, con tiempo y espacio para conversar, para reír mucho, para escribir, para escuchar, para caminar y también para descansar, para retomar con más fuerza, para guardar tanto en la memoria y para compartir.
Madrid en primavera.
Madrid en verano.
Madrid, como no la he visto antes.
Este relato está dedicado a
Wendy, Víctor,
Maritere, Gerardo, Luz, Rubi,
Inger, Ogui, Mischa y Sofía.
Gracias por ser parte
de este viaje inolvidable
y por dejarme formar parte del de ustedes.
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