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LA PIEL DE DON QUIJOTE EN CUERPO Y ALMA

Foto del escritor: LUCY QUINTANILLALUCY QUINTANILLA

Y un camino lleno de estrellas



EL BALLET ES UN ARTE IMPORTANTE EN EL QUE

DEBEN PRIMAR LA ESTÉTICA Y LA BELLEZA,

Y NO LOS SALTOS Y LAS PIRUETAS INSENSATAS

O QUE SE LEVANTE LA PIERNA POR ENCIMA DE LA CABEZA;

ESO NO ELEVA NUESTRO ARTE,

SINO QUE LO CONVIERTE EN LA MÁS PERFECTA BUFONERÍA.


- MARIUS PETIPA (1896)





¡MI CUERPO PIDE DANZA! -


parece gritar la Compañía del Ballet Municipal de Lima que, a través de distintas postales de la cultura española descritas por tules, espaldas escotadas, flores en el cabello, rojo intensamente feroz, panderetas, capas, botas, espadas, flechas de amor, incansables risas y sonrisas, aplausos, gritos, mucha música y fiesta de principio a fin...nos recuerda que la vida hay que celebrarla hoy, al máximo, de los pies a la cabeza, con ellos y ellas, todos juntos en medio de las luces, los estampados, las texturas y los colores de aquella vida que, simple e imperfecta, trasciende los límites del tiempo envolviéndonos en una nueva historia cargada de romanticismo, travesuras, complicidad y pasión desbordante.

Hoy, la literatura se convierte en una maravillosa pieza de baile, de pasos clásicos y la excentricidad de creer que vale la pena luchar por la justicia, las promesas verdaderas y el amor real. Hoy han llegado Don Quijote y Sancho a poner de cabeza, y llenar de alegría, el gran Teatro Municipal de Lima.

Más de ciento cincuenta años han pasado desde que una obra de arte rusa llamada Teatro Bolshói corriera el telón para mostrarle al mundo la coreografía original de Marius Petipa, el mito humano de la danza clásica que un día llegó desde su natal Francia a tierras andaluzas y sintió la necesidad de volcar en sus creaciones el folclor percibido a través de sus viajes, de sus ojos, oídos, del olfato, el tacto y el gusto. ¡Qué mejor idea que hacerlo desde el quijotísimo Alonso Quijano!, el loco más sabio y adorable de todos.


Esta vez, el Cuerpo de Baile es el protagonista principal de esta nueva crónica que, como los artistas en el escenario, recorre la realidad desde la fantasía descubriendo una nueva temporada en la que se entrelazan las historias de bailarines y bailarinas que enmarcan a un ballet ¡absolutamente feliz!


HECHO A MANO



Siete jóvenes siguen celebrando, mientras tocan sus guitarras y panderetas incesantemente. De pronto, emerge un ser poderoso en medio de todos, un vestido rojo sobrecargado de vuelo, los cabellos sueltos, una corona dorada, los collares, aretes, las pulseras y ella, una preciosa gitana que parece perdida, que está feliz y al mismo tiempo tan triste, que levanta brazos y manos al ritmo de la música, recorriendo el espacio llena de fuerza e intensidad en cada pisada, sonriendo y disfrutando de la pasión que la mueve por la ilusión del gran amor, aquel que se conecta en un solo pestañeo con la pena profunda del esposo acaso perdido o muerto, el encuentro con la verdad, la memoria y los sonidos que cambian, las mil preguntas golpeando sus pensamientos, ¿dónde está?, ¡no es él!, pero, si todo ocurrió hace solo un momento, sí, es repasar los dedos entre sus cabellos, tocando la piel de su rostro, sus ojos, su voz, él…Él que ya no está más, y por eso la locura y los ml cuestionamientos a ti, a mí, a todos, sin respuesta precisa. No hay más...nada más.

“La interacción con los demás bailarines, escena tras escena, es clave, si ellos no estuvieran allí algunas partes del rol no tendrían sentido, ellos representan la columna vertebral para los papeles de solista, primer solista o primeros bailarines”, comenta Fátima Alfaro, La Gitana.

Una escena conmovedora en la que nuestras percepciones no serían las mismas si aquellos hombres no acompañaran a esta mujer en su dolor y que, incluso desde sus instrumentos musicales y sus ganas de continuar festejando, se convierten en las murallas que la rodean, que la protegen y la acompañan cada vez que cae y que se levanta. Entonces, ya no se trata de un ser aislado danzando con tanta vehemencia, sino de un grupo que emana vida porque están reunidos, alrededor del amor, de las sonrisas y también de un corazón roto. Allí están todos juntos, viviendo más y más.



¿Sería posible la vida de una pieza musical como esta sin el conjunto de hombres y mujeres que rodean a los protagonistas y antagonistas de las historias narradas desde lo más íntimo de la danza clásica?


Una y mil veces, la respuesta siempre será NO.


Guadalupe Sosa, antes de ser maestra de la compañía y primera solista formó parte del grupo que sostiene cada ballet: “el cuerpo de baile es súper importante, sin ellos no habría nada porque representan un soporte ya no solo como bailarines sino también desde la parte escénica. Es el cuerpo el que ayuda por completo al hilo conductor de la obra”.



Un ballet es como un rompecabezas complejo en el que hay que prestar atención a cada una de las piezas porque de todas depende que el cuadro completo se materialice. En este caso, cada miembro del grupo dancístico tiene una gran responsabilidad al haber sido elegidos para componer la entrega maestra que el público abrazará y al que todos estarán invitados. Si alguno falla, de algún modo, todos fallan, si alguno no presta atención entonces la unidad se rompe, la sincronía fracasa y el resultado final jamás será exitoso. Por eso las compañías más grandes y prestigiosas del mundo logran despertar hambre y sed de más en las audiencias, porque la magia emana de cada poro que hace posible una nueva historia, especialmente de quienes construyen en escena dichas narrativas.


“El cuerpo de baile es posiblemente lo más importante en una compañía de danza, es lo que hace que sea profesional. Ellos están presentes en todo momento, de lo contrario, sería casi imposible contar una historia en un gran ballet. Como primer bailarín, cuando ingreso al escenario no es lo mismo salir y que no haya nadie a que estén ellos ya en escena, y justamente en Don Quijote pasa eso. Salgo y ya está andando el ballet, o ya está “caliente” el escenario y eso es muchísimo mejor que entrar y que esté desierto, me dice Román Gonzalez-Pardo, primer bailarín del Ballet Municipal de Lima.”


ÉRASE UNA VEZ, LA ANTESALA


Patricia Cano está de espaldas al gran espejo que cubre la eterna pared del salón de clases, ambos brazos y manos estirados sobre la barra y la mirada atenta a cada bailarín, sus pies guían lo que dice y sus rodillas se flexionan y estiran para graficar cada indicación. Es maravilloso escucharla y verla girar, el piano se detiene y ella avanza. Es cuestión de segundos para que se dirija a uno y a todos al mismo tiempo e inicie la explicación de cada serie que hay que practicar. Aún quedan varios minutos antes de la función y la reunión de hoy está permitiendo poner la mesa antes del gran banquete.

“Cuando Lucy Telge me preguntó ¿con qué ballet te gustaría despedirte?, le dije ¡Don Quijote! Porque yo me quería despedir alegre, no llorando - narra Patricia, una de las primeras bailarinas más queridas de la danza clásica peruana, hoy maestra del grupo.”

Algunos integrantes del ballet llevan vinchas sobre la cabeza, otros, casacas ligeras, mallas, shorts, leotardos de colores y faldas, camisetas, espaldas desnudas, tirantes o medias. Al centro, el grupo sigue las direcciones de Patricia, unos se retiran y otros pocos se ejercitan por su cuenta. El pequeño concierto que arranca nuevamente desde el piano sigue sonando, cada vez queda menos para que los artistas ingresen en la ilusión de tierras españolas y los personajes creados por el ingenio de Cervantes Saavedra.

La clase ha terminado y todos aplauden, agradecen y solo queda escuchar:


Gracias, chicos, ¡salen sonrientes! - indica la maestra

Y eso será lo que abundará frente al público, sonrisas y más, más sonrisas.


La cuenta regresiva ha empezado.


VORÁGINE DE EMOCIONES



El nivel de una compañía se mide por el cuerpo de baile que es lo emblemático, el que crea el ambiente y los bailarines principales se retroalimentan de ellos – afirma Mónica Balbuena, solista del Ballet Municipal de Lima.

Hoy, es Don Quijote quien nos lleva a bordo de una fiesta interminable, una en la que inevitablemente quieres estar, aquel derroche de energía del que deseas formar parte porque el placer se contagia, sí, el placer de sentirnos tan contentos, de la diversión sin final, de las palabras que jamás sobran y, por el contrario, permiten conversaciones largas con uno y otro; de mañanas, tardes y noches bailando, cantando y amando la vida porque hoy, todo vale la pena. Aquí están los mejores amigos, los enamorados, los futuros pretendientes y las mujeres más hermosas del mundo. Aquí hay un paraje de ensueño, comida deliciosa y sorbos de más y más naturaleza, costumbres y en sí, la cultura popular traída hasta setiembre del año 2022 con la delicadeza y la belleza adaptada al mundo clásico de la danza.


Debe ser una ficción absoluta, piensas, pero qué lindo es ser un eslabón de ella por dos largas horas, y un poco más.


¿Qué será la buena vida?



Tal vez aquel instante en el que volvemos a ser niños totalmente despreocupados del futuro desconocido o de un pasado ya imposible, esos seres impregnados por completo de los olores, los sabores, los olores y las luces que trae el presente y, por eso, convertidos en los amos absolutos de todo lo bueno y prometedor.


Nuestro Quijote ama tanto a Dulcinea, a Kitri, la eterna musa a la que no logra decirle adiós y que, sin embargo, hoy dejará libre junto a Basilio, el príncipe encantado de esta narración situada en tierras de una España idílica, a la luz de una cultura reflejada en el vestuario, en los accesorios, en las danzas lugareñas y en ese modo único de darle alegría al cuerpo, al alma y a una mente que hoy también puede descansar.

- ¿Qué sientes con el personaje?
- Pura emoción porque he leído el Quijote y el libro es precioso. Para mí es muy gratificante encarnarlo. La caracterización representa el reto de interpretar a una persona que tiene distintas facetas: de loco, de héroe, de gallardo, de enamorado siempre con la mano en el pecho y la mirada extraviada...mucho teatro. Y el cuerpo de baile es el marco perfecto. Si no hay un buen cuerpo de baile entonces se trata de una pintura a medias, un lienzo a medio terminar. Ellos son todo – responde Jean Sánchez que aquí, es El Quijote de La Mancha.

EL ORIGEN DE LA VIDA


Fátima Alfaro sigue formando parte del cuerpo de baile de la compañía limeña, sin embargo, el papel de la gitana en Don Quijote es el primer rol de solista que le dan, uno que toda la vida quiso interpretar y que, finalmente, se hace realidad. La observo bailar con tanta vehemencia y luego la escucho, después de haber cruzado las cortinas que separan el mundo mágico del backstage y todo lo terrenal. Acaba de recibir los múltiples aplausos del público y entra agitada, y todavía concentrada. Logra soltar a la mujer de la ficción y me dice que no sabe bien qué le acaba de ocurrir, la simbiosis con su personaje ha sido tal que ni ella misma lo puede explicar... no del todo. Y entonces deduzco que esa debe ser la razón por la que los espectadores nos hemos quedado en silencio, sintiendo más real que nunca lo que la bailarina nos acaba de narrar con el cuerpo.


“Bailar, para mí, es pura pasión, porque las respuestas podrían ser muchas cosas, pero tienes que tener pasión por esto, ¡pasión! No se trata simplemente de querer bailar sino de necesitarlo y eso es lo que me pasa todos los días, yo necesito hacer esto - señala, Fátima. Y se te eriza la piel oyéndola, ¿a cuántos más les pasará esto, a cuántos arquitectos, pintores, escritores, escultores, bailarines y más?

Mientras seguimos conversando la escucho hablar de disciplina, de constancia y niveles de compromiso estratosféricos. La vida nos da muchas sorpresas, pienso, algunas que nos fascinan y otras que quisiéramos que fuesen tan distintas, pero, al final, siempre nos lleva donde considera que es el lugar correcto para nosotros y en la historia de esta protagonista, sin dudarlo, la ubicó en un escenario, sobre sus puntas y contándole al mundo que era posible llenarlo todo de amor a través del baile.


Cada bailarín tiene su propia historia, su propio camino y sus propias luchas. Sin embargo, cada encuentro y desencuentro, cada logro y fracaso, cada aplauso y silencio absoluto es lo que los hace armar sus carreras. Artistas capaces de transformar el plomo en oro o lograr que la piedra cobre vida, como algunos lo hacen en otras disciplinas. Aquí, lo imposible ocurrirá gracias a la simultaneidad y el esfuerzo de los danzantes que quieren seguir, en conjunto, reunidos alrededor de lo que ocurre fuera del espacio personal, allá, donde están los demás.


Allá, donde la vida no depende de uno solo sino de todos, haciendo bien el papel elegido y siguiendo siempre al omnipresente sentido de pertenencia.


“El cuerpo hace que una compañía sea profesional, tener 32 cisnes en el Lago, 24 Willis en Giselle o Dríadas en Don Quijote es lo que hace que la obra gane importancia y peso. Además, que la mayoría de los primeros solistas o bailarines principales empiezan bailando en el cuerpo de baile. Es complicado a veces, pero siempre te enseña a trabajar duro y lograr los objetivos para ascender...”, afirma Román.

PRODIGIOSOS DETALLES


Macarena Mariscal tiene catorce años y hace un momento fue un precioso Cupido acompañando al Quijote, con la mítica flecha entre manos y la sensación de un mundo etéreo girando a su alrededor.


Ha sido algo que quería bailar desde que tenía diez años y esta es mi única función, así es que siento un poco de nervios y entusiasmo. Cupido le da un toque de ternura y amor a esta obra y lo que más he disfrutado es la sensación de salir al escenario después de tres años, es súper bonito

Todo va cobrando vida, incluso las panderetas y los abanicos que se vuelven elementos clave de este firmamento, así como las flores y los zapatos negros de tacón bajo, la coquetería femenina hecha ser vivo y la virilidad de decenas de conquistadores que quieren mostrar lo mejor de ellos.


¡Qué poderosa que es la música! Es el principio y el final, es él tan seguro de sí mismo y también es la bella, reclamándole a la vida lo que le corresponde por derecho, el fuego hecho mujer y la pasión brotando por todas partes.


Se trata de evidenciar los referentes estéticos y culturales de la sociedad española como la vislumbró Petipa, de los zapateos y las palmas de lado, del rojo profundo y el amarillo tan vivo, los hombros desnudos y los escotes hondos. De las danzas gallegas, sevillanas, manchegas, valencianas y esa búsqueda de la artesanía y la comunicación a través de la ropa, de los vestidos y faldas convertidos en un rugido de femineidad, de sumergirse en los chalecos entallados y las camisas blancas, en mangas campana, volados y tiempos bordando los códigos de la tradición en un hábitat que alcanza la distancia, al otro lado del océano.



DE AQUÍ A LA ETERNIDAD


Hoy vale todo, los disfuerzos, los esfuerzos, los versos de amor y el ¡Sí, quiero!


Entretanto, la música de Ludwig Minkus hace que te lata el corazón a mil por hora, va a explotar, pero no importa, solo suspiras, sientes los aplausos de todo el que ha elegido ir, los gritos de emoción... ¡Más fiesta! Por favor, ¡más baile!


Música soñada que nos hace despertar de todas las sombras que oscurecen la ciudad, de lo malo, lo triste, lo feo y del olvido.


Este ha sido el día en que las danzas españolas se adaptaron al lado clásico de un ballet y despertaron la alegría de Norte a Sur y de Este a Oeste, aquí, dentro de un teatro ícono de la belleza escondida de la capital.


“Bailar en conjunto es más difícil que bailar solo, porque la sincronización tiene que ser exacta y pulirse al máximo para que el público sienta la unidad total. Necesitas máximo oído musical, atención plena, no te puedes distraer. Hay que estar bien preparado y eso requiere disciplina, trabajo constante y estar atento a las correcciones que cada día te hacen, ¿en dónde está la falla? Tienes que corregir eso.” afirma Claudio Valdivia, maestro de la compañía.

Mientras tanto, vuelvo a los días de ensayo general y a la precisión y exigencia que Guadalupe Sosa alcanza, depositando toda su experiencia en las correcciones incluso del átomo ubicado en el lugar más recóndito de este crucigrama con forma humana. Todos sus años como miembro del cuerpo de baile le enseñaron a prestar atención a niveles desbordantes y a buscar resultados excelentes, tanto como la realidad del baile lo permitiese.


“...El hecho de estar exactamente donde te piden, estar en la música, ser responsable con todo lo que te están exigiendo...Todo eso te marca. Y esto viene desde mi formación, de alguna manera el ballet te hace perfeccionista y me he alineado tanto en ese aspecto que, por momentos, siento que yo estoy bailando y que tiene que estar perfecto. Es complejo, pero el ojo de maestro se va entrenando especialmente en estas cuestiones de grupo. Los chicos a veces se ríen porque tu mirada se vuelve panorámica y te puedes dar cuenta de que alguien levantó la mano distinta, o en un tiempo distinto o que la pierna se movió diferente...”

EMBRIAGADOS DE ILUSIÓN



Por momentos, la historia se escribe a través de los protagonistas principales, de lo que ocurre entre ellos y del camino que recorrerán hasta llegar a un desenlace. Sin embargo, no olvidemos que el remolino de emociones que nos inunda cuando leemos una obra ya sea en un libro, a través de una pantalla de cine, en una pieza teatral o, como ahora, gracias a un ballet, sí, esa corriente que va fluyendo naturalmente y que puede electrizarnos de emoción, existe porque hay un escenario, un contexto y un grupo de personajes secundarios sin los cuales nada sería lo mismo. No por lo general. No esta vez.

Mi último ballet como parte del cuerpo de baile fue El Lago de los Cisnes y el primero como bailarina principal fue Don Quijote - recuerda Oriana Plaza - Ellos, el cuerpo, son los que nos dan el apoyo en todo momento, si no fuera por ellos todo sería un caos. Son esenciales en un ballet. Además, es muy demandante porque como primera bailarina lo haces sola o con la pareja, pero como cuerpo de baile tienes que estar pendiente de todos y al mismo tiempo de tu propia danza, para alcanzar la sincronía absoluta. Hay que tener ojos en todos lados.

Oyendo al grupo comprendes que ser parte del Cuerpo ya no solo representa el primer escalón sino la escuela en donde aprendes lo fundamental para tu carrera, la técnica, el trabajo en equipo y cómo avanzar hacia un mundo que, para algunos, será el resto de la vida.


Es difícil no enamorarse de la atmósfera de libertad incondicional que nos inunda durante estas horas. Si algo buscamos los seres humanos es sentirnos libres, ¡mil veces libres! Y esta historia parece repetirte hasta el cansancio que hoy, eso es completamente posible.

Pensar que Petipa, sin saberlo, era un cronista de viajes cuyas narrativas se escribirían a través de múltiples coreografías, del lenguaje corporal en escena y de la unión con la música hasta la eternidad...


¡Por siempre jamás!




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